Creo que el origen y la antigüedad exactos de este postre es casi imposible de rastrear, pero por lo que tengo entendido se atribuye a los conventos de Europa de hace varios siglos. Historia que no me parece para nada descabellada teniendo en cuenta la sencillez y lo económico de los ingredientes que se utilizan para preparar este postre.
Sea cual sea su origen esta receta se extendió por todo el mundo, cruzó el océano y muchos siglos después, en una casa de Buenos Aires decidimos probar a ver como nos sale.
Me resulto de lo más sencillo y no tarde ni medía hora en tenerlo listo.
La verdad, es genial para salir de apuros!
Con esta receta me salieron cuatro porciones medianas, como las tacitas de la foto. Que serían masomenos dos tazas grandes.
Ingredientes:
♥ Leche - 1/2 Ls.
♥ Azúcar - 100 gr.
♥ Huevos - 4 yemas.
♥ Maicena - 2 cucharadas soperas.
♥ Esencia de vainilla - 1 cucharada sopera.
Manos al postre:
La verdad es que esta receta es de lo mas fácil. Buscando en Internet encontré otras versiones más vuelteras, pero como los ingredientes eran siempre los mismos y lo que variaba era la cantidad de pasos separados pero que llegaban siempre al mismo resultado opte por probar la menos engorrosa y no me equivoque porque el postre salio para chuparse hasta el cucharon.
Ponemos en un recipiente el azúcar, las yemas de huevo, la maicena y la esencia de vainilla y batimos hasta integrar bien todos los ingredientes.
De a poco y sin dejar de batir agregamos la leche y batimos un poco más, hasta disolver bien el azúcar de la mezcla anterior.
Trasladamos esta mezcla a una ollita y la hervimos a fuego bajito sin dejar de revolver hasta que espese.
Cuando haya espesado dejamos hervir unos 2 o 3 minutos más y la sacamos del fuego.
Dejamos enfriar unos minutos y listo. Ya esta listo para servir.
En mi caso use unas tacitas, lo espolvoree con un poco de canela en polvo y le acompañe con unas galletitas.